jueves, 25 de febrero de 2016

No hay nada que festejar

Este título sugestivo tiene que ver con la canción de los Fabulosos Cadillacs "Quinto Centenario" en donde se dice que "5 siglos no son para fiesta, celebrando la matanza al indígena...", y lo que sucede es que nadie se tomó el trabajo de explicarles a la agrupación musical que la celebración no se hace por cuenta de la situación particular con respecto al descubrimiento, conquista o erradicación de este 'nuevo' mundo, no, se trata simplemente de la excusa contemporánea (bueno, de ese tiempo, pero que hoy también es relevante) para celebrar, porque festejar es un verbo transitivo que tiene que ver con hacer una fiesta, y eso que celebrar es también "llevar a cabo", con lo que lo que importa es la fiesta, y el motivo de esta no tiene la menor relevancia, puesto que lo que realmente termina siendo importante es que se celebre, que haya diversión, y esto ultimo implica bailar, comer, consumir licores o incluso otras bebidas, puesto que muchas veces lo importante no es el trago o cualquier otra sustancia que ponga o saque a la persona de algún estado.

La fiesta es una constante a escala humana, incluso podría pensarse que es necesaria, porque hay una dimensión muy importante que se desarrolla para el individuo a través del uso de su tiempo libre, de la explotación del ocio (explotación suena medio maluco, como a los discursos de gestión y producción), el disfrute que está asociado al bienestar, a la diversión como dije, al igual que frente al necesario tiempo libre, pues no todo puede ser trabajo o estudio. No se puede vivir para trabajar.

Tomado de: https://pixabay.com/es/sylvester-cohete-d%C3%ADa-de-a%C3%B1o-nuevo-541440/

No obstante, siempre puede encontrarse una diferencia entre la celebración y el celebracionismo, la gente es tan miserable con el devenir de sus vidas, que una vez llega el lunes, ya están añorando el viernes, de igual manera el año no empieza sin al menos una pequeña reflexión a las vacaciones, lo que puede llegar a pasar incluso al día siguiente de que se han disfrutado, y que es peor para quienes por cuestiones de suerte laboral no cuentan con este tipo de institución anual; pero lo más cierto viene con las fechas fijas para la fiesta, la primera de ellas el onomástico, la segunda la navidad. Algunos pensaran que cada fiesta no es más que el triunfo del capitalismo, como si el mismo estuviera en guerra constante, o en pugna de alguna manera con el establecimiento. ¿En donde viven? el capitalismo hace tiempo que ganó dentro de las formas o medios de producción y como tal tiene un lugar preponderante dentro de las consideraciones normales de nuestra vida en sociedad, en tanto toda persona necesita, quiere o desea ciertas cosas (bienes y servicios) que de una u otra manera influyen en su desarrollo, y no se trata solo de la comida, el vestido y el techo, si no que también existen múltiples 'necesidades' que a diferente  escala establecen una conducta, o que afectan o forman una dimensión de la personalidad, aquella que se da como consumidor. En fin, las discusiones contra el capitalismo tienen poco sentido, en tanto es una estructura que soporta la base social, la cual tiene que ver directamente con la forma en que se trabaja, y en la que se adjudican réditos, bienes, la adquisición y distribución de la riqueza, de tal forma que un cambio en este sentido implicaría una revolución que transgreda de manera profunda los cimientos de la sociedad.

El comercio, o la sociedad del comercio (consumo), tiene todo el derecho del mundo a perseguir que sus bienes sean consumidos, los problemas no vienen de la naturaleza primaria de las relaciones de comercio. No, lo malo empieza con la misma perversión del sistema, el cual ha sido aprovechado por una escasa minoría para establecer relaciones de poder y sobrepasar los elementos de gestión que podrían dar cuenta de una mejor forma para la administración de recursos tan escasos como los que nos sirven para el diario vivir. El mundo no es justo, y tampoco lo son las sociedades, los sistemas políticos o los jurídicos. De esta manera el enfoque depredador, el ideal vicioso, la perversión del sistema, son aquellos aspectos que generan consecuencias nefastas, tanto para quienes resultan víctimas (personas) como también del mismo medio, la base, el ambiente (el planeta), que difícilmente aguanta el ritmo frenético que impone el consumismo.

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